martes, 15 de marzo de 2011

Acuerdo No. 30/11 del Comité de Política Monetaria del Banco Central de Cuba

Acuerdo No. 30/11 del Comité de Política Monetaria del Banco Central de Cuba
Fuente: Diario Granma

En el año 2005, tomando en consideración el contexto económico y financiero internacional, así como un conjunto de factores de carácter más específico que influían positivamente en el desempeño de la actividad económica del país, se adoptó la decisión de revaluar en un 8 % la tasa de cambio oficial del peso convertible (CUC) con relación al dólar estadounidense (USD) y demás monedas extranjeras. Vale recordar que desde el año 1994, fecha del surgimiento del peso convertible y hasta el 8 de abril del 2005, la tasa de cambio del peso convertible con relación al dólar estadounidense se mantuvo invariable en 1 CUC x 1 USD

La propia dinámica de nuestra economía en los años posteriores, agravada por los daños y pérdidas ocasionados por los huracanes ocurridos en el año 2008, así como los efectos de la crisis económica internacional, caracterizada por una gran volatilidad de los mercados monetarios, nos obliga a replantearnos la conveniencia de mantener una tasa de cambio del peso convertible frente al dólar estadounidense y demás divisas, que no se corresponde con las necesidades económicas del país en las condiciones actuales.

El análisis de todos estos factores ha determinado que el Comité de Política Monetaria del Banco Central de Cuba considere oportuno devaluar en un 8 % la tasa de cambio del peso cubano convertible con relación al dólar estadounidense y demás monedas extranjeras, o sea restablecer la paridad entre el peso convertible y el dólar estadounidense.

Esta decisión significa un paso discreto dirigido a propiciar una mejoría en el balance de divisas del país, pues constituye un estímulo a la actividad exportadora y al proceso de sustitución de importaciones; lo cual unido a una mayor efectividad de la planificación, de los procedimientos utilizados para la asignación de las divisas, superior racionalidad en el manejo de la emisión monetaria y el incremento de la productividad y la eficiencia en la economía nacional, favorecerá el establecimiento de condiciones más propicias en nuestras relaciones financieras externas.

Como se informó en el Sexto Período Ordinario de Sesiones de la Séptima Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, durante el año 2010 continuaron disminuyendo las limitaciones que nos vimos obligados a imponer a finales del año 2008 en los pagos desde los bancos cubanos a los suministradores extranjeros y al propio tiempo se han logrado significativos avances en la renegociación de la deuda con nuestros principales acreedores.

Tomando en cuenta lo anterior, a partir del 14 de marzo del 2011 la tasa de cambio oficial del peso convertible con relación al dólar estadounidense quedará fijada en 1 x 1 en todo el territorio nacional, tanto para las operaciones cambiarias realizadas por el sector empresarial, como para las que realiza la población a través de CADECA.

Es preciso aclarar que se mantendrán los márgenes comerciales aplicados en la actualidad a las operaciones cambiarias. El objetivo de estos es cubrir los costos de las instituciones financieras que brindan estos servicios.

De igual manera, continúa vigente el gravamen del 10 % aplicado a quien desee comprar pesos convertibles con dólares estadounidenses en efectivo, como compensación por los costos y riesgos que origina la manipulación de estos últimos como consecuencia del irracional e injusto bloqueo económico, financiero y comercial, impuesto desde hace más de medio siglo por el gobierno de Estados Unidos a Cuba.

Esta decisión no afecta la tasa de cambio actual del peso cubano con relación al peso convertible en CADECA, que se mantiene fijada en 24 pesos cubanos para las operaciones de venta de pesos convertibles por la población a CADECA y 25 pesos cubanos para las operaciones de compra de pesos convertibles por la población a CADECA. Tampoco modifica la tasa de cambio oficial del peso cubano contra el peso convertible, utilizada en la contabilidad del sector estatal, que establece que un peso cubano es igual a un peso convertible.

Ernesto Medina Villaveirán
Ministro-Presidente
Banco Central de Cuba
12 de marzo de 2011

lunes, 15 de marzo de 2010

¿HACIA DÓNDE VA LA BARCA CUBANA? UNA MIRADA AL ENTORNO ECONÓMICO.


Por: Presbítero Boris Moreno
Msc. en Ciencias Económicas

La situación económica de Cuba se ha tornado bastante complicada y con visos de caer “en picada”, con “rizos” estremecedores como los acaecidos entre los años 1990 y 1994. La política económica del gobierno no ha sido capaz de remontar la cuesta del PIB del año 1989, un año que por demás no fue bueno. Dicha política ha estado marcada por una falta de definición tanto de perspectiva como de medios, secuestrada por la recen-tralización ideológica que quiere mantener a toda costa un orden de cosas que ahoga al país y que ahora, enfrentado a la severa crisis mundial, parece hacer aguas y sólo tiene como arsenal de respuesta las afirmaciones utópicas y el reajuste vía reducción fuerte de gastos que puede llevar a un colapso socioeconómico.

De esta probable situación ya han dado cuenta varios analistas económicos, tanto extranjeros como nacionales. Y para añadir un elemento más a la situación, el equipo económico del gobierno ha sido sustituido. Del nuevo no sabemos ni sus intenciones, ni propuestas, ni planes, quizá a tono con la prevalencia de lo ideológico que siempre ha primado sobre la racionalidad económica, a la cual sólo se le ha permitido dar algo de sí cuando el país ha naufragado en situaciones límites.
Es muy llamativa esta situación cuando siempre se ha hablado de una pretendida ventaja de la economía centralizada en base a su poder de planificar. Pero ya von Mises y von Hayeck habían alertado que este poder podía llegar a ser un poder utópico, sin base en la realidad económica.
La economía cubana, desde su frágil recuperación a partir de 1994, ha presentado una senda inestable de crecimiento del PIB, con retrocesos y ralentizaciones. Para el pasado año se esperaba un decrecimiento, lo cual alejaría aún más la posibilidad de alcanzar la cota de 1989 y hacía cercana una crisis que podría revertir los pocos logros de los últimos años. La política económica de estos años se ha fundado en los rubros del turismo, níquel, y en la promoción de los servicios, intentando poner coto al gravamen de unas importaciones que no pueden ser sostenidas por el crecimiento de las exportaciones. Unido a esto, se ha intentado fortalecer el mercado interno con el objetivo de revaluar la moneda nacional y animar la producción nacional. La entrada de remesas, que ha ido creciendo hasta ubicarse entre los dos primeros tipos de ingresos de divisas, ha sido otro elemento que ha caracterizado el desenvolvimiento económico cubano.
Pero la decisión de mantener un sistema económico que se cree imprescindible para eludir otras opciones políticas, a pesar de su manifiesta ineficiencia, el aislamiento del mercado interno con respecto al llamado “mercado emergente” o en divisas, la dificultad de contar con recursos financieros frescos y de largo plazo, la postración del agro y la industria con niveles de eficiencia muy bajos, y la indisponibilidad a potenciar las capacidades empresariales con reformas sostenibles, han hecho del período especial, comenzado en nuestro país en el año 1990, el período normal de nuestras vidas.
A pesar de ciertos logros y la capacidad de posponer graves cuellos de botella en el sistema, la economía cubana se ve ahora enfrentada, debido a sus desequilibrios internos, y atenazada por la difícil situación mundial, a un entorno muy preocupante. Esto se debe, entre otras causas, a la caída en el número de turistas. Esta situación ha afectado grandemente los ingresos por este rubro y la casi irrentabilidad en la explotación niquelífera con una caída del precio en un 80 por ciento. Tales afectaciones pondrán en una situación agobiante a la balanza de pagos, que lleva el peso del estancamiento de las exportaciones frente a unas importaciones que han crecido en un 43 por ciento. Se ha determinado restringir los permisos de importaciones, pero esto ha puesto casi en una parada técnica a varias industrias que se sostienen vía importaciones. Es conveniente recordar la estructura muy poco dinámica de las exportaciones cubanas, que siempre ha sido un cuello de botella para financiar la capacidad de importar del país.
Por otro lado, los ingresos vía remesas, fundamentalmente provenientes de los Estados Unidos, se espera que caigan considerablemente debido a la crisis que experimenta con fuerza la economía estadounidense y que se resiente particularmente en los emigrantes recién llegados con trabajos poco remunerados y de gran precariedad.
Estos factores han incidido en ubicar a Cuba en una delicada y explosiva exposición financiera, incrementando la deuda externa y la razón de la misma para ser financiada por las exportaciones (380 por ciento), a la vez que se le han cerrado varias líneas de crédito y encarecido otras, agravando la iliquidez y corriendo el riesgo de insolvencia debido a que la estructura crediticia de los bancos cubanos está anclada en créditos de corto plazo. A esto se une el cierre de varias empresas mixtas que no pueden sostener unos costos tan gravosos, y no pueden expatriar ganancias ni pagos a proveedores.
Esta grave exposición financiera no puede ser compensada con créditos de organismos internacionales, ya que Cuba no pertenece a ellos. Un importante “salvavidas” para el gobierno cubano lo representa el acuerdo energético con Venezuela y los pagos por los servicios de colaboración, pero la disminución del precio del petróleo, por debajo de los 80 USD por barril, ha mermado esta puerta de ingresos frescos.
Al interior, el elemento que como “lámpara de Aladino” ubicaba el gobierno para darle un vuelco a la situación de la producción y la eficiencia, a saber, el pago por resultados, no se ha extendido en el país y sus vaivenes parecen más el de un naufragio que el de una aplicación práctica. Sólo se favorece de este tipo de pago el 18 por ciento de la fuerza laboral. Por otra parte, no se puede olvidar que un elemento no hace una política económica; es imprescindible la concatenación de diversos elementos, coherentes entre sí y con los objetivos de política, para configurar el diseño económico. Diseño que debe estar orientado por una perspectiva, una dinámica y un tempo que le permitan a los agentes económicos ubicarse adecuadamente y extraer así los frutos esperados, sabiendo adaptar el mismo a las condiciones cambiantes del ambiente, mucho más en estos tiempos de globalización, donde la senda de cambio es muy rápida e incierta.
A todo este cuadro hay que añadirle el hecho de que la liquidez en manos de la población ha crecido considerablemente, marcando los números en rojo, y el crecimiento del déficit presupuestario que ha rebasado la barrera del 3 por ciento. Estos puntos preocupan porque pueden destapar una situación inflacionaria grave, similar con aquella del año 93 cuando 1 USD se cotizó en el mercado negro a 130-150 pesos. Recortes vía gastos pueden llevar a fuertes conmociones sociales ya que a pesar de que el salario nominal ha crecido en los últimos años, el crecimiento del salario real, que es el que importa, es decir, la capacidad de consumir bienes y servicios con el salario que se devenga, no llega a cubrir la brecha de necesidades básicas. Para más preocupación, algunos analistas prevén una reducción del salario real.
La connotación psicológica de esta situación debe ser tenida en cuenta. El remonte del foso de la crisis de los 90 entreabrió algunas esperanzas en la población de que se darían pasos que pondrían al país en una senda de sensatez y pragmatismo en la conducción económica. Ciertamente, estas expectativas no se vieron cumplimentadas, pero se estableció una tendencia inercial que, sin grandes avances, tampoco sin grandes retrocesos a partir de la situación de finales de los 90, permitía un mantenimiento de las grandes variables económicas. Con el cambio en el liderazgo del país y según los pronunciamientos del nuevo presidente, algunos auguraron la rápida implementación de ciertas políticas que, sin desmontar el andamiaje institucional existente, daría un respiro y quizá un viraje en el entorno económico de la nación. Pasados casi tres años de esos acontecimientos no se vislumbra ninguna señal de los prometidos cambios, la desesperanza se ha expandido y el horizonte de un agravamiento de la crisis, atenazada por el entorno internacional, pudiera romper la frágil cohesión social.
Los llamados a trabajar duro y con eficiencia no lograrán cambiar la situación. Las condiciones socioeconómicas de un país no cambian por los discursos o por decretos. Son imprescindibles decisiones que, por un lado, administren la crisis que se nos encima y, por otro, preparen las condiciones para un cambio de entorno que permita la emergencia de fuerzas empresariales que le den un tono dinámico a la economía cubana.
¿Qué medidas pudieran tomarse en estos dos niveles, pero que están íntimamente relacionados? Aquí creo que hay medidas de “mínimo acceso”, llamémoslas así, que no implican grandes cambios en nuestra insti-tucionalidad, y otras medidas necesitadas de “anestesia general” para encarar el núcleo de la enfermedad. Soy consciente de que estas medidas pueden ser controvertidas, pero estamos necesitados de un debate nacional que ponga en público las posibles sendas de nuestro errante caminar.
Entre las de “mínimo acceso” estarían las medidas que tienen que ver con la promoción del trabajo por cuenta propia, asegurando esto con una Ley que provea amparo jurídico a esta forma de trabajo con el objetivo de reducir la incertidumbre y la desconfianza que se ha instaurado entre esos agentes económicos. Debería regularizarse, reduciendo y sistematizando, las normas para supervisar el trabajo por cuenta propia. Creo que es necesario enviar una señal que exprese sin equívocos la aceptación del trabajo por cuenta propia en el entorno empresarial cubano. A futuro, una ley que ampare la pequeña y mediana empresa será necesaria. A esto debiera unírsele la aprobación y amparo de las actividades comerciales minoristas, fundamentalmente las que tienen que ver con los productos agrícolas.
La implementación del pago por los resultados debería ampliarse rápidamente, permitiéndoles a las empresas actuar autónomamente en lo que se refiere a la escala salarial, a la vez que se les asegure trabajar bajo restricciones presupuestarias fuertes. A futuro, una ley de empresa, de quiebra y de desempleo, serán necesarias.
La participación de la inversión extranjera debería contar con mayores seguridades en lo que se refiere a tiempo de participación, utilidades y su repatriación junto a otros pagos, regularización de los controles y la supervisión, entre otros.
La realización del presupuesto debería seguir en la medida de lo posible el principio de subsidiariedad. En cuanto a la transparencia presupuestaria me parece importante exigir que aparezcan todos los subsidios que por diferentes causales se realizan, poniendo coto a la práctica de pasar los mismos off the line , según la expresión técnica. En este sentido la creación de la contraloría sería muy adecuada.
Quisiera ahora perfilar algunas de las medidas de “anestesia general”. Creo que la primera y más importante, porque generaría un clima favorable al debate, sería el compromiso formal del gobierno en reconocer la capacidad de opinar de todos los ciudadanos sin que esto implique represalias de ningún tipo. Deberíamos eliminar de nuestro entorno los calificativos que restringen el intercambio de ideas y opiniones.
El cambio de la política de sustitución de importaciones a otra de promoción de exportaciones se hace necesario. Sólo así pudiera hacérsele frente al peso que representan las importaciones en la balanza de pagos de nuestro país, sin cortar el flujo de las importaciones, de las cuales dependemos grandemente. Para esto sería recomendable hacerle espacio a la banca internacional con posibilidad de operar.
La unificación de la moneda, con todo lo que ello implica, no debería retrasarse por más tiempo. Esto traería un mejor control contable, financiero y económico para las empresas y la economía en su conjunto, favoreciendo la toma eficiente de decisiones.
Una reforma empresarial es imprescindible, potenciando formas complementarias a la empresa estatal.
Nuestra institucionalidad debería experimentar un cambio de concepción, pasando los ministerios a ser centros de orientación y regulación de su rama.
No se debería demorar la entrada de Cuba en los mecanismos internacionales para poder viabilizar el flujo de recursos financieros frescos. Quizá haya algunos puntos políticos de fricción, pero en el proceso de negociaciones pudieran ventilarse.
La entrada de capitales debería privilegiarse con ofertas de inversión llamativas. Habría que tener en cuenta las experiencias de otros países, como Colombia y Chile, que han evitado los riesgos de salida imprevista de capitales. Debería constituirse el mercado financiero, insertándolo en el mecanismo global.
Obviamente, estas medidas no son conclusivas ni abarcan todo el entorno económico, pero pueden dar una idea del manejo bien difícil pero necesario que exige nuestra economía, y el país en general, en aras de rebasar la crisis y desandar por una senda de crecimiento, estabilidad y desarrollo.

Nota:
Me gustaría que a partir de este artículo, con el auspicio de la dirección de la revista, se pudiera debatir sobre estas y otras medidas.

martes, 31 de marzo de 2009

Recomiendan a la ONU transformación completa de arquitectura económica

Un grupo de economistas, encabezado por el premio Nobel estadounidense, Joseph Stiglitz, recomendó hoy a la ONU impulsar una transformación completa de la arquitectura económica global para superar la actual crisis financiera y evitar su repetición, reportó EFE.

En un informe con 21 recomendaciones presentado a la Asamblea General del organismo mundial, el grupo de 18 expertos internacionales aboga por sustituir al dólar como la moneda mundial y reemplazar al Grupo de los Veinte (G-20) por un nuevo Consejo Económico Global, en el que se incluyan los intereses de todas las economías del planeta.

Este nuevo órgano, que tendría entre 20 y 25 miembros, formaría parte de Naciones Unidas y actuaría de una forma parecida al Consejo de Seguridad del organismo, aunque sin que ninguno de sus integrantes tuviera poder de veto.

martes, 10 de marzo de 2009

ENTREVISTA A NOAM CHOMSKY por Bárbara Celís   "No soy un Don Quijote, porque mis molinos de viento son reales"

Lingüista revolucionario, activista tenaz y sempiterno idealista. Noam Chomsky (Filadelfia, 1928) es uno de los intelectuales estadounidenses más conocidos y mejor valorados fuera de su país. Pero en EE UU sólo quienes están vinculados a los círculos políticos de izquierdas no descafeinadas saben su nombre.

A él no le sorprende: por algo es el autor de libros como Los guardianes de la libertad. En él, junto a Edward Herman, desmenuzó en los ochenta el modelo de propaganda que impera en los grandes medios de comunicación estadounidenses, analizando cómo y por qué determinadas informaciones y opiniones -como la suya- se silencian sistemáticamente. Ahora, cuando acaba de cumplir 80 años, coinciden en las librerías españolas un libro suyo, Sobre el anarquismo (Laetoli) y Entrevista a Noam Chomsky, de Vicenç Navarro (Anagrama).

Anarquista declarado y tan optimista como para seguir apostando por un futuro donde el socialismo libertario vuelva a hacerse realidad, como ocurrió durante la Guerra Civil española, aún ocupa un despacho en el MIT (Massachusetts Institute of Technology), donde ha sido profesor de lingüística desde los años cincuenta. Oficialmente se jubiló a principios del siglo XXI, pero sigue acudiendo a diario al edificio de formas sinuosas y colores chillones diseñado por Frank Gehry que alberga el departamento de filosofía y lingüística del MIT en Cambrigde (Massachusetts). Se diría que su luminosa estancia, llena de libros y presidida por una enorme foto de Bertrand Russell, es su segunda casa.

La otra parte de su vida, la de activista político, tampoco apunta hacia la jubilación. Tras haber publicado decenas de libros, la mayoría para criticar la política exterior estadounidense Chomsky sigue escribiendo y recorriendo el mundo dando conferencias. La nula respuesta de Obama a la invasión israelí de Gaza, la lluvia de millones para salvar a los bancos de su país o el resultado de las recientes elecciones estadounidenses son temas que siguen haciendo pensar a este octogenario sereno, que no aparenta su edad y que recibe a EL PAÍS en vaqueros y zapatillas deportivas.

Pregunta: El modelo económico de la prensa tradicional atraviesa sus horas más bajas. ¿Cree que los cambios que se están produciendo, motivados en parte por el peso que ha tomado Internet favorecen la irrupción de grupos sociales con menos poder en el ámbito de la comunicación?

Respuesta: Las fuentes de información todavía están en la prensa tradicional. Internet te da más variedad de opiniones, pero si realmente quieres saber los hechos, qué es lo que está pasando en los sitios, las opciones siguen siendo las mismas. No hay tantas fuentes de información como parece. Yo creo que la prensa tradicional va a sobrevivir. Encontrarán una manera de entender y utilizar la Red en su propio beneficio. Eso sí, la calidad sigue disminuyendo. La información es hoy más homogénea que nunca.

P. ¿No cree que las puertas que ha abierto la Red constituyen una amenaza para ese sistema de poderes del que usted hablaba en Los guardianes de la libertad?

R. Internet es un sistema muy valioso, pero también está amenazado. La próxima batalla es la lucha por la net neutrality. El acceso a Internet ya está restringido porque hay que pagar por él, pero ahora las empresas quieren que sea más fácil llegar a unas webs que a otras, en detrimento de quienes no pueden pagar por estar entre las de acceso rápido. Hay que evitar que eso ocurra.

P. Usted es uno de los mayores críticos con la política internacional de su país, pero, curiosamente, sus opiniones raramente aparecen en la prensa estadounidense.

R. Estados Unidos probablemente sea el país con el mayor grado de libertad de expresión del mundo, el Estado tiene capacidades muy limitadas para reprimirla porque en 1964 abolió el llamado acto de sedición. Pero la libertad tiene muchas dimensiones y otras formas de control, por ejemplo a través del impacto de la concentración de capital. Por eso usted verá mis artículos en Johanesburgo, pero no en The New York Times.

P. Europa siguió las pasadas elecciones presidenciales con detalle casi enfermizo. ¿Por qué cree que Estados Unidos sigue fascinando a los europeos?

R. El mundo de las relaciones internacionales es bastante parecido a la mafia. Y si tienes una tienda pequeña, te preocupa lo que piense el padrino, porque es peligroso. Europa se preocupa de lo que el padrino piensa, pero no creo que en realidad siguiera la campaña. Siguió todo lo que es superficial, sin entrar en los programas.

P. ¿Cree que la crisis económica podría provocar una crisis de valores que lleve a un cambio en la forma de organizarnos social y políticamente?

R. Ya está ocurriendo, creo que está bajo la superficie, y la mayoría de la gente la está empezando a sentir de forma instintiva. En la literatura popular del siglo XIX, uno de los temas principales es que quien trabaja el molino debería poseerlo. Hay muchos escritos de la revolución industrial de campesinos que dicen: ’El sistema industrial nos ha quitado nuestra cultura, nuestra individualidad, nos ha convertido en herramientas en manos de otros’. Esas cosas las escribió gente que jamás había oído hablar del anarquismo o del marxismo, pero lo pensaba de forma instintiva. Esta crisis vuelve a impulsar esas ideas.

P. Según los políticos, la mayor amenaza para la seguridad mundial ya no es el terrorismo, sino la inestabilidad provocada por la crisis. ¿Cómo interpreta usted ese mensaje?

R. Inestabilidad tiene un significado técnico: subordinación a EE UU. ¿Qué ha hecho Obama para lidiar con la amenaza? Rodearse de gente que contribuyó a crear esta crisis, como Timothy Geithner, Laurence Summers, los banqueros, y encontrar una fórmula para rescatar el sistema que ellos dominan y controlan. Todos los millones que Occidente está volcando para salvar sus instituciones financieras no sirven de nada frente a una crisis mucho mayor: hay mil millones de personas al borde de la muerte por inanición. Ésa es la crisis verdaderamente grave, y ese dinero no hace nada por ellos. Curiosamente, no lo he leído en un periódico americano, sino en uno de Bangladesh. Lo que más me sorprende, además, es que los periodistas de aquí nunca mencionen que todas las medidas que ha tomado Obama son exactamente las contrarias que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) recomiendan a los países pobres para salir de sus crisis.

P. Acaba de cumplir 80 años, ¿qué le hace seguir luchando?

R. Imágenes como ésa. [Chomsky indica un cuadro que cuelga de su despacho en el que se ve al ángel exterminador junto al cardenal Romero y seis intelectuales jesuitas asesinados en El Salvador en los ochenta por los escuadrones de la muerte]. Uno de mis fracasos es que ningún estadounidense sepa qué significa ese cuadro.

P. ¿Se ha sentido alguna vez como un Don Quijote?

R. No, porque los molinos son reales y algunos incluso los hemos abatido.
Fuente: El País